Es un tipo de patología sexual que consiste en la excitación erótica causada por la contemplación, el contacto, la mutilación o la evocación mental de un cadáver. Algunos personajes históricos practicaron la necrofilia: por ejemplo, Periandro (627 a.C.), tirano de Corinto, vivió durante años con el cadáver de su esposa, Melissa; y Juana I la Loca conservó durante tres años el cuerpo sin vida de su amado Felipe I el Hermoso, tras su muerte en 1506.